Mi nombre es Kenia soy psicóloga tengo 32 años, desde mi adolescencia despertó en mi la ilusión de ser psicóloga algún día, todo comenzó con un libro que me robe de mi escuela cuando tenía 12 años, el libro era exactamente de psicología y hablaba mucho de cómo funcionaba la mente y eso me despertó muchísimo interés, tengo tan presente un ejerció que aparecía en ese libro, era de una mujer que al ver la foto parecía tan normal, pero si ponías de reverso el libro le hacía falta el labio superior, y la finalidad era que la mente siempre ve lo que quiere ver, y que muchas veces podría crear ilusiones ópticas en nosotros, y ahí despertó un sueño en mí.
En realidad nunca había escuchado sobre psicología ya que crecí en una aldea en donde la educación no era de alta calidad, y pues mi familia, una familia de muy escasos recursos, mis padres no saben leer ni escribir, pero me dieron lo que estaba a su alcance, pero siempre fui muy curiosa era y soy la famosa oveja negra de la familia, la que se atrevió a vivir la vida al máximo, desde niña me gustó mucho leer creo que mi alma me llevo ahí porque nunca tuve un guía o un ejemplo a seguir de alguien que tuviera el habito de la lectura. Sali de mi aldea a los 16 años a trabajar para poder salir adelante, la vida me golpeo muy fuerte y pues continue avanzando, por muchas ocasiones creí que la vida era dura, pero tenía tantas ganas de crecer, siempre fui muy ambiciosa.
En el trayecto de mi vida fueron muchas las circunstancias difíciles que me paralizaban y no me dejaban avanzar, hubieron momentos en donde estuve a punto de darme por vencida a mitad de camino por varios años puse en pausa mi carrera, pero eso me hacía sentir peor sentía que mi vida no tenía propósito pensé muchas veces que jamás iba a lograr nada, mi mente se llenaba de esos recuerdos que me dijeron de niña, que yo era una tonta, loca, fueron muchas las veces que escuche de mis padres decirme que no servía, que era una malcriada una desgraciada que quizá quedaría recogiendo basura en la calle, fui humillada, rechazada, golpeada entre otras cosas que por respeto a mi ahora no puedo mencionar, fueron muchas las veces que me repetían que se arrepentían de haberme adoptado (ya que crecí con una familia adoptiva)pero esa ya es otra historia. Y no saben cuánto todo eso me afecto siendo adulta, tenía todas esas creencias en mi mente, esas heridas tan profundas, que cada vez que lo intentaba y fallaba pensaba; quizá sea verdad todo lo que un día me dijeron quizá no sirva para nada……. y pues con ese sin fin de creencias limitantes más daño me hacía a mí misma.
Pues un día de esos en los uno se pone a pensar sobre la vida, tome la decisión de buscar ayuda, porque me di cuenta que no podía sola con esa carga tan pesada que llevaba en mi espalda, empecé mi proceso de terapia, fueron muchos los momentos que me resistí para no tener encuentros con mi terapeuta porque tenía miedo de encontrarme conmigo tenía miedo de quitarle las vendas a mis heridas y que descubriera algo que no quería aceptar, fueron muchas veces que fui en contra de mi voluntad a terapia, y me repetía Kenia tienes que hacerlo por ti solo tú te puedes salvar, y empecé a dar pequeños pasos de gigante, empecé a trabajar en mí, a invertir en mí, me comprometí con mi proceso, y gracias a mi fuerza de voluntad y las ganas que tenia de ser alguien con propósito en la vida logre salir de ese dolor que me carcomía el alma, Sane y sigo sanando, volvía a gestarme, volví a parirme de nuevo, me convertí en mi propio padre y madre y di a luz al nuevo ser que siempre soñé ser, me di todo ese amor que un día necesite tanto, me di esos abrazos que desde niña añore me dije muchos Kenia te amo y nunca estarás sola, me di todo lo que un día quise que los demás me dieran, me perdone y perdone y, ahí surgió la magia, luego me puse como meta terminar mi carrera y lo logre, gracias a mi proceso de sanación, he logrado convertirme en el amor de mi vida, y todos pero todos mis sueños se están haciendo realidad, porque entendí que yo soy la única responsable de mi vida y de lo que me sucede, entendí que yo soy la única creadora de lo que yo quiera ser.
Haber pasado por situaciones difíciles me hizo buscar y buscar de mil maneras, empeñarme en este esfuerzo personal y siempre repetía la frase; si existe el deseo, habrá la manera. Poco a poco, a lo largo de muchos, muchos años, diversidad de cursos y terapias, variedad de métodos, maestros y lugares, fui armando, como un rompecabezas complicado, los trozos y fragmentos que me permitieron ver y reconstruir la imagen completa de mi ser. Con paciencia, gentileza y esfuerzo permanente he logrado irme convirtiendo en la mejor versión de mí misma. Sé que el camino del crecimiento interno sólo se interrumpe con la muerte, así que no me considero producto terminado en absoluto, “a mayor conciencia, mayores retos”, pero digamos que “la masa de este pastel va horneándose bien. He estudiado, aprendido, practicado, padecido, gozado, y finalmente he comprendido muchas de las cosas fundamentales para disfrutar razonablemente de nuestro paso por esta experiencia terrenal en este cuerpo y en este hermoso y único planeta azul… aquí y ahora… simplemente…
Y sanar fue la mejor decisión que tome. Y así como yo me levante del lodo para brillar en este mundo e iluminar con mi luz a otras mujeres, tú también lo puedes lograr, para mi ni para ti ni el cielo es el límite. Todo cambio en la vida requiere persistencia, ser constantes, ponernos como proyecto principal, requiere invertir en nosotros, no darnos por vencidos, es importante despertar esa fuerza de voluntad que hay dentro de cada uno de nosotros para lograr esos grandes sueños, los cambios requieren salir de nuestra zona de confort, incomodarnos, rompernos, para luego expandirnos.
Rescate a mi niña herida, y la recuperé en amor, la convertí en mi guardiana interior, desde ahí me regala dones maravillosos y cosechamos regalos juntas, rescate a mi adolescente interna, y formamos una trilogía muy poderosa para enfrentar los retos de la vida en crecimiento y expansión.